- Como ya prometí en su día, tras repasar el historial de su hermano Txomin Larrainzar, hoy le toca el turno al hermano menor, el que jugaba bajo el nombre de "Larrainzar II". Éste empezó en el Osasuna y acabó defendiendo durante muchos años los colores del Athletic de Bilbao, retirándose del fútbol jugando en Segunda División jugando en el Córdoba C.F.
Pasó por las categorías inferiores de la selección española brillando como uno de los jóvenes con más futuro de los comienzos de los años noventa. Con la selección absoluta solamente tuvo una oportunidad, en un partido amistoso ante Portugal que se resolvió con empate a dos. Además jugó para la recién creada selección de Navarra y la de Euskal Herria.
Muchos ya lo conocerán o le habrán visto jugar. Es Iñigo Larrainzar Santamaría, un lateral derecho nacido en Pamplona (Navarra), el 5 de junio de 1971. Era un defensa cumplidor, fino y muy vertical, un buen elemento defensivo que aportaba mucha seguridad.
Al igual que su hermano mayor, Iñigo empezó en las categorías menores del Club Atlético Osasuna, donde perfeccionó su fase de aprendizaje hasta llegar al Promesas en 1989. Allí coincidió con Los Arcos como entrenador, quien le hizo debutar en Segunda B en una visita al Numancia (1-2).
Esa sería su temporada, en la que de repente se vería debutando en Primera División con dieciocho años de edad. Sería el 31 de enero de 1990, en un partido celebrado en campo de Vallecas ante el Rayo. Pedro Mari Zabalza apostaría por él a partir del minuto catorce del segundo tiempo, choque que perderían los navarros por 1-0.
Sus inicios fueron tan fulgurantes como prometía en sus apariciones internacionales. Larrainzar celebraría muy pronto su primer gol en la alta competición, en un partido frente al Atlético de Madrid en el que el conjunto rojillo sorprendería en su feudo imponiéndose por 2-1
Larrainzar disputó un total de catorce partidos en su primer año con los mayores, pasando a formar parte del primer equipo osasunista a partir del curso siguiente, haciéndose rápidamente con la titularidad aportando frescura y calidad al cuadro navarro.
Hasta cuatro años permaneció en el equipo de su ciudad destacando pese a su juventud. Eso llamaría la atención de muchos equipos, y el Athletic de Bilbao sería el que se haría con sus servicios en el verano de 1993 abonando doscientos millones de pesetas a las necesitadas arcas de El Sadar.
El navarro le vino de perlas al alemán Jupp Heynckes, que recientemente había perdido a Rafa Alkorta, nuevo fichaje del Real Madrid. Iñigo sería reconvertido en defensa central, demostrando una gran versatilidad y acoplamiento a la plantilla rojiblanca. En su primer año como león, el zaguero pamplonica participaría en casi todos los partidos de liga.
Con la llegada de Luis Fernández al equipo, Larrainzar recuperaría su posición como lateral y continuaría siendo uno de los jugadores más regulares del equipo. Por si fuera poco, aquel sorprendente Athletic acabaría como subcampeón de liga en la campaña 1997\98, lo que le daría derecho a participar en la Champions League de cara al siguiente ejercicio.
En su mejor momento, Iñigo vería frustrados muchos sueños. A causa de una tendinitis en el tendón rotuliano de su rodilla izquierda, el jugador tuvo que pasar por el quirófano en el verano de 1998, lo que le obligaría a perderse gran parte de la ilusionante campaña 1998\99.
Aquella lesión sería la culpable del tremendo bajón que daría en su carrera el zaguero navarro, que en los siguientes años perdería bastante protagonismo dentro de la plantilla rojiblanca. Ya en su último año (2002\03), Iñigo solamente jugaría cinco partidos del campeonato liguero con Jupp Heynckes en el banquillo de San Mamés, quien antaño le habría dado la posibilidad de ganarse a la afición.
Iñigo Larrainzar en un partido de la Copa de la UEFA persiguiendo a Draper, jugador del Aston Villa. |
- La verdad es que no tuvo suerte el defensa pamplonés, que vio como su carrera iba tocando a su fin en sus dos años como jugador del Córdoba, equipo al que se incorporó tras diez temporadas en un Athletic con el que vivió prácticamente de todo. Con el conjunto andaluz no competiría en Segunda División aquejado de una lesión de espalda, categoría perdida en la campaña 2004\05.
Fue el momento ideal para publicar su definitivo adiós al fútbol. Íñigo Larrainzar colgaría las botas a sus 33 años, habiendo participado en 366 partidos de Primera División en los que dejó 15 goles. En mi opinión, es probable que sea uno de los mejores laterales navarros de la historia.
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