sábado, 30 de marzo de 2019

¿Te acuerdas de Eder Vilarchao?



- Resulta extraño encasillar a un jugador en el "Ricordare" cuando perfectamente podría estar aún jugando al fútbol. El de Eder Vilarchao Ruiz es uno de los casos más extraños que se han visto en el mundo del balompié, un chico que a sus 25 años tuvo que tomar la dura decisión de retirarse del fútbol a cauda de una grave lesión de tobillo.

Había tocado el cielo como jugador del Real Betis, debutando en Primera División con veintidós años tras formarse en la cantera de Lezama y atreverse a viajar lejos de su casa para buscar su sitio en otro histórico de nuestra liga como es el Real Betis, el que sin saberlo, sería su último club.
Eder nació el 6 de febrero de 1990 en la localidad vizcaína de Barakaldo. Sobrino del ex-rojiblanco Carlos Ruiz, inició su carrera profesional en la cantera del Athletic de Bilbao, donde progresó sin llegar a jugar ni tan siquiera para el filial. Sí estuvo jugando en el Baskonia, equipo que ejerce como uno de los afiliados de la entidad bilbaína.

Su experiencia en la cantera rojiblanca se reduce a su ingreso en la categoría alevín con nueve años, llegando a jugar cedido posteriormente en el Santutxu para después debutar en Tercera con el Baskonia, retornando a Lezama para despedirse del club.

Fue su tío Carlos quien le animó a fichar por el Betis, club al que se incorporaría en 2012 tras conocer la Segunda División B como miembro del Sestao River, donde hizo una gran campaña con Félix Sarriugarte en el banquillo del campo de Las Llanas.
No solo había preguntado por él la entidad sevillana, ya que sus inicios fueron tan fulgurantes que muchos se habían fijado en sus cualidades. Algunos le comparaban con Fran Yeste, pues Eder era un  tipo ligero que actuaba como mediapunta, con un buen toque de balón, gran visión de juego y muchas maneras para llegar lejos en el exigente mundo del fútbol.

Vilarchao empezaría jugando para el Real Betis B en la categoría de bronce, haciéndose notar por su calidad y superando los números que anteriormente había registrado con el Sestao. Ese sería el momento perfecto para ser tenido en cuenta por Pepe Mel, quien le haría participar en sus primeros entrenamientos con la plantilla profesional.

El premio sería aún mayor cuando el técnico madrileño le convocaría para sentarse en el banquillo del Benito Villamarín en un parido correspondiente a la última jornada de la ida del campeonato 2012\13. Los sevillanos recibirían aquel día al Levante, y Eder aguardaría su oportunidad en el banco al lado de Paulão, Casto, Dorado y su paisano Eneko Eizmendi.
El medio barakaldés debutaría en Primera aquel 13 de enero de 2013, teniendo algo más de media hora para demostrar su valía ante el respetable del Villamarín. El vasco ayudaría a que los suyos se impusiesen por 2-0 al Levante en un día muy especial que difícilmente podrá olvidar.

Pero sus minutos con el primer equipo no acabaría ahí. Además de seguir ejercitándose con Pepe Mel, Vilarchao volvería a ser convocado para un partido de los cuartos de final de la Copa del Rey. Dicho encuentro se disputó en el Vicente Calderón y ante el Atlético, con el vizcaíno saliendo de titular en lo que acabaría en una derrota por 2-0 para los verdiblancos.

Aquel sería su último gran sueño. En un entrenamiento con la primera plantilla, Eder pisaría mal en una jugada con su compañero Salva Sevilla y se rompería el tobillo. Directamente sería trasladado al hospital. En ese momento, nadie era consciente de la gravedad de su lesión.
Ese tobillo izquierdo daría más guerra de lo que cabía esperar. Varias operaciones, consultas con los mejores médicos especialistas, duras sesiones de rehabilitación y las recaídas. Todos los esfuerzos fueron inútiles, ya que cuando el vasco parecía haberse recuperado, una vez más tocaba echarse la mano al tobillo, por lo que su vuelta a los terrenos de juego era totalmente improbable.

En enero de 2013, Eder Vilarchao jugaría su primer partido en Primera División con el Betis.

- Aquella lesión de tibia no fue limpia. El jugador hizo todo los posible por volver a jugar al fútbol, participando en su querido San Mamés con la selección vizcaína. Aguardando con impaciencia la próxima pretemporada con el primer equipo bético, Vilarchao no aguantaría más y el 18 de noviembre de 2015 tuvo que anunciar  su triste retirada del balompié.

Justo cuando mejor le iba, cuando ya había saboreado las dulces mieles de la máxima competición, Eder Vilarchao vio truncada su carrera por una extraña lesión de tobillo que le obligó a retirarse con 25 años. No quiso apartarse del fútbol, y por ello iniciaría una nueva etapa como entrenador.

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