- Íñigo López Montaña es hermano de aquel gran centrocampista que militó en el Valencia y Villarreal, Jorge López , y aunque no es vasco de nacimiento, su abuelo es de Sestao y tanto su hermano como él han podido recalar en el club de Ibaigane, pero no llegó a negociarse nada.
Nacido el 23 de julio de 1982 en Logroño (La Rioja), sus inicios fueron en el C.D. Logroñés, pero el destino le llevó a Madrid, donde jugó en equipos de la capital como Las Rozas C.F., Atlético de Madrid B, San Sebastián de los Reyes y Alcorcón.
Con los últimos consiguió la proeza de ascender a Segunda División en el 2010. Es considerado todo un héroe entre la afición del modesto club madrileño, y tras lograr el ascenso de categoría, pasó a fichar por el Granada C.F., con quien también hizo historia al subir a Primera División. Siguió ligado al club nazarí por dos años más en los que continuó jugando en Primera. Su debut en la categoría se produjo el 1 de Octubre de 2011 ante el Valencia en Mestalla.
- El 19 de Junio de 2013 fichó como agente libre por el club griego del PAOK de Salónica. El central riojano rechazó la oferta de renovación del Granada para correr su primera aventura en liga extranjera, algo que no pareció irle muy bien, pues tras media temporada, el PAOK decidió ponerlo en la lista de cedibles del mercado de invierno 2013\14.
El Celta buscaba el refuerzo de un defensa central, puesto que ya se había deshecho de los canteranos Andrés Túñez y Jonathan Vila y necesitaban reforzar una zaga en la que contaban Cabral, Andreu Fontás, David Costas y Jon Aurtenetxe, aunque este último vino para cubrir el flanco izquierdo defensivo.
La mayor preocupación del técnico celtiña Luis Enrique era la zona defensiva. Su planteamiento estratégico consistía en dar mayor importancia al ataque, por lo que necesitaba defensas más experimentados para no pasar tantos apuros en lo que restaba de Liga.
Íñigo fue el elegido para cubrir esa vacante, aunque ni el propio Lucho lo veía como un titular indiscutible pero, eso sí, era válido como recambio de la zaga, pues su experiencia en la categoría era muy necesaria en esos momentos. Y es que la defensa céltica estaba falta de efectivos, por no decir que en la mayoría de los partidos de la primera vuelta fue una auténtica verbena.
El 27 de enero se presentaba al central logroñés que recientemente había llegado de Grecia. El jugador se mostró agradecido con la oportunidad que le había ofrecido el club olívico y firmó como cedido hasta final de temporada. El jugador llegaba falto de ritmo por su poca actividad en el conjunto heleno y habló a su llegada sobre su situación: "Es un honor y un privilegio fichar por el Celta. La ilusión con la que vengo me ayudará a suplir la falta de ritmo en competición".
El zaguero riojano llevaba dos meses sin tocar balón y eso era una preocupación para él, aunque pronto se puso el buzo de trabajo para ayudar en lo que sea al equipo y comenzó a ejercitarse con el resto de sus compañeros.
Tardaría unos días en coger ese ritmo, pero a mediados de febrero de 2014 conseguiría debutar tras entrar en un par de convocatorias. El Celta había viajado a Alicante para enfrentarse al Villarreal. Íñigo permaneció en el banquillo pacientemente hasta tener la mínima oportunidad de poder estrenarse como céltico, y una lesión del argentino Gustavo Cabral le permitió saltar al césped desde el comienzo de la segunda parte.
Recordaremos aquel partido en El Madrigal por la broma de mal gusto de un aficionado amarillo que lanzó un bote de gas lacrimógeno al campo, por lo que casi se suspende el encuentro cuando el Celta ya ganaba por 0-1. Finalmente se siguió, y en los pocos minutos que restaban del encuentro, Nolito estableció el definitivo 0-2, que junto con el gol de Orellana, darían los tres puntos a los de Luis Enrique.
La participación de Íñigo López fue sorprendente. Nadie esperó que el riojano mostrase tantas ganas y aguante después de su larga inactividad y, siendo efectivo en defensa, ayudó a que el equipo sumara tres puntos muy importantes de cara a la permanencia.
Y dicha permanencia llegó con tremenda facilidad. El Celta cuajó una impresionante segunda vuelta en la que Íñigo tuvo mucho que ver. Su seguridad defensiva sirvió para los momentos más cruciales y teniendo en cuenta el parón que sufrió en Grecia, aún tiene mayor mérito su impecable trabajo en esta corta estancia como jugador céltico.
Aún le daría tiempo a poner la guinda a su sensacional actuación con el equipo celeste. El 17 de mayo de 2014 se disputaba el último partido de la campaña 2013\14 e Íñigo salió de titular para disfrutar de sus últimos minutos con la casaca celeste (aquel día negra).
El defensa aprovechó para despedirse a lo grande y dejarnos así un gran sabor de boca. En el minuto 5 de partido marcaría su primer y único gol para el Celta, un tanto que no valdría para sacar puntos de Mestalla, pues el Valencia acabaría remontando y sumando los tres puntos (1-2).
En sus tres años con el Huesca, Íñigo ayudó a que el equipo altoaragonés subiese a Primera. |
- En este caso el resultado fue lo de menos, pues el Celta finalizaría una gran temporada en la que quedaría noveno clasificado, e Íñigo dejó un gol de recuerdo, pues al término de la competición debería regresar a su club de origen, el PAOK de Salónica.
Su ayuda fue de agradecer. El simpático y currante riojano llegó a participar en nueve partidos de Liga en los que marcó ese gol en tierras valencianas, aunque aquella no sería su última oportunidad para competir en la máxima categoría.
Lo haría también con el Córdoba en la campaña 2014\15, la que acabaría en descenso. También celebraría un ascenso, en este caso con el Huesca, para el que jugó tres temporadas antes de marcharse al Extremadura y Deportivo de La Coruña. Actualmente se halla en el San Sebastián de los Reyes.
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