- Markovic, Poyatos, Salenko, Iturrino, Mandiá, Lopetegui, José Ignacio, Abadía, Vergara... De aquel Logroñés, que al revés era "Señor-gol", salieron buenos futbolistas entre los años ochenta y noventa. José Antonio Sáenz de Jubera Martínez, más conocido como "Toño Jubera", o simplemente "Jubera", fue otro miembro de un club que fue desvaneciéndose sin remedio alguno.
Con el equipo de su ciudad, este zaguero que a veces actuaba de centrocampista, pudo competir en Primera División unos años, pasando a competir en la categoría de plata y posteriormente a defender los intereses de otras entidades como el también extinto Compostela, Granada, Gimnàstic de Tarragona o Terrassa. Hasta ahí llegó la carrera de este olvidado futbolista.
Toño nació el 14 de julio de 1974 en Logroño (La Rioja). Su posición natural era la de defensa central, aunque en algunas ocasiones se le vio desempeñarse como centrocampista de contención. Era un "obrero" del balompié sacrificado, rápido y muy eficaz en las tareas defensivas.
Inició su carrera en la cantera del C.D. Logroñés, por donde fue progresando hasta dar el salto al equipo filial a comienzos de los noventa, donde coincidiría con un antiguo jugador del club riojano que se hallaba experimentando en los banquillos, Miguel Ángel Lotina.
Jubera debutaría en Segunda B con el equipo menor, pasando tres campañas en las que poco a poco fue evolucionando hasta contar con sus primeras citas en el primer equipo, entonces dirigido por el argentino Carlos Aimar. Con éste se prepararía para debutar oficialmente.
Sería en la Copa del Rey, un 5 de enero de 1994. La escuadra rojiblanca recibía en Las Gaunas al Celta de Vigo en los octavos de final. Toño formaría en la zaga de Aimar y cuajaría un fantástico papel que de poco serviría en el partido de vuelta, ya que el que acabaría siendo subcampeón del torneo, acabaría imponiéndose en el partido de vuelta tras vencer en la tanda de penaltis.
Pero no se acabarían las oportunidades para el canterano riojano, que siguió jugando para el equipo filial hasta que al año siguiente entraría a formar parte del equipo profesional de forma definitiva, iniciando el curso 1994\95 con Blagoje Paunovic como entrenador.
Hasta cinco entrenadores hicieron falta aquella nefasta temporada que acabaría en descenso. Toño debutaría en Primera División aún con el yugoslavo en el banquillo, en un choque ante el Racing de Santander en El Sardinero que terminaría con bochornosa derrota por 3-0, lo que fue el preludio de una hecatómbica campaña que acabaría con el equipo en Segunda.
Jubera trató de ayudar al equipo de su ciudad. El joven centrocampista asumió la titularidad pese a los constantes cambios de entrenador, llegando a participar en casi una treintena partidos de Liga y algún que otro duelo copero, donde tampoco hubo mayor historia.
Toño siguió jugando para el Logroñés y se convirtió en uno de sus indiscutibles jugadores de retaguardia. Ayudó en el retorno del equipo a la categoría de oro en 1996, llegando a mantenerse en la titularidad al año siguiente para soportar otro descenso que ya abría heridas económicas de un club en riesgo de extinción. Tras dos años más compitiendo en Segunda con el Logroñés, el zaguero cambiaría de aires.
Abandonó a su equipo para recalar en un Granada con el que intentaría el ascenso a la categoría de plata, con el que consiguió ocupar el primer puesto del Grupo IV de Segunda B sin obtener el premio final del ascenso en los play-offs en el ejercicio 1999\00.
Tras una campaña en la entidad andaluza, Jubera viajó a tierras gallegas para fichar por la S.D. Compostela, otro equipo en riesgo de desaparición que se jugaba la permanencia en Segunda División. Allí el riojano fue un multiusos, llegando incluso a jugar como mediocentro supliendo al brasileño Fabiano. Sin embargo no hubo forma de eludir el descenso de la escuadra compostelana.
Alineación del extinto Logroñés en el que apreciamos a Toño Jubera (segundo agachado por la izquierda). |
- Acostumbrado ya a jugar para equipos de economía muy ajustada, Toño se marcharía del "Compos" en mutuo acuerdo con el club de San Lázaro para fichar en libertad por otro equipo, ya que se vieron obligados a prescindir de ciertos jugadores. Entonces buscó equipo y encontró acomodo en el Gimnàstic de Tarragona, equipo en el que solamente jugaría una temporada.
No se movería de Catalunya una vez terminado el ejercicio 2001\02, ya que tras vivir otro descenso a Segunda B, se incorporaría al Terrassa, con el que competiría dos años más en Segunda antes de tomar la decisión de retirarse con apenas treinta años. Su corta experiencia en Primera se resume en 58 partidos jugando para aquel gran Logroñés que no volvería a competir jamás entre los grandes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario