viernes, 8 de marzo de 2019

De cerca: Luca Sangalli.



- Un ictus tuvo en vilo meses a todos los seguidores del fútbol español, y en especial a la afición txuriurdin. Eso es lo que padeció nuestro siguiente protagonista, un ictus isquémico de carácter leve. Le cogió por sorpresa para frenar esa clara progresión que le hizo llegar a debutar en Primera, justo en el mejor momento de su carrera.
De momento no ha jugado para otro equipo que no fuera la Real, con la que este mismo año ha debutado e incluso marcado su primer gol. Se llama Luca Sangalli Fuentes, y es sobrino del que durante años defendió la camiseta realista, Miguel Fuentes. De este ya os hablé la semana pasada.

Su hermano mayor también juega al fútbol, de hecho ahora se halla compitiendo en Segunda con el Alcorcón. Lo del deporte les viene de familia, claro está,puesto que la madre de ambos fue en el pasado una destacada jugadora de baloncesto. Lo de Luca es más bien el fútbol.

Recuerdo que cuando escuché por primera vez su nombre pensé que se trataba del típico joven extranjero a prueba en las filas de la Real Sociedad. ¡Nada de eso!. Sangalli es muy vasco, muy donostiarra, y así se define él. El apellido viene por parte paterna, pues su abuelo era italiano y emigró a Donostia hace sesenta años. De ahí el gen mediterráneo de los Sangalli.
Luca nació en la mismísima Donostia (Gipúzkoa), el 10 de febrero de 1995. Aun que se sienta muy euskaldún, también reconoce sus raíces paternas y asegura que en su casa no puede faltar un buen plato de pasta. El idioma italiano llega a "chapurrearlo", como es obvio.

Licenciado en ingeniería mecánica, el pequeño de los Sangalli recibe el cariñoso apodo de "La Roca", y no es para menos. Pese a su baja estatura, es un chaval con una fortaleza increíble y una gran masa muscular para la línea de medios. Se desenvuelve como extremo y mediocentro organizador, muy cercano al ataque. Es un jugador con clase, garra y bastante gol, una mezcla perfecta.

Ingresó bien joven en la cantera de Lezama para iniciar una prometedora carrera que le llevaría a competir en la liga de los más grandes. Todavía en categoría juvenil, el también internacional por España pasaría a formar parte del Sanse, donde se hallaba Asier Santana como entrenador.
Debutó en Segunda B en la séptima jornada del campeonato, en un partido a domicilio que finalizó con empate a uno. Durante cuatro años continuó jugando para el filial txuriurdin, con el que ya destacaba como uno de los titulares hasta que se enteró de la buena nueva.

Fue Roberto Olabe -ex-jugador de la Real y ayudante técnico- quien le ordenó que se preparara para hacer la pretemporada con la primera plantilla. Y efectivamente, Asier Garitano contaría con el joven centrocampista para los partidos veraniegos, en los que el jugador dejaría muy buenas sensaciones.

No se demoraría mucho su debut oficial. El 31 de agosto de 2018, Garitano le convocaría para un partido de liga frente al Éibar en Ipurúa. Aquel día, Luca saldría de inicio formando en la línea de medios de la Real, aunque por desgracia el resultado no acompañó. El equipo armero, con Mendilibar como director, supo imponerse por 2-1 en su feudo ante una Real muy mediocre.
Llegaría su mejor momento cuando marcó su primer gol en Primera División, nada más y nada menos que en un derbi vasco en San Mamés. Otra vez titular, Sangalli redondearía su gran actuación anotando un tanto que ayudaría en la victoria de su equipo ante el Athletic de Bilbao (1-3).

Sangalli seguiría contando para el entrenador y ya casi se olvidaba del equipo filial. Mejor no podían irle las cosas, pues el joven donostiarra siguió apareciendo en partidos de Primera ante rivales como el Girona y el Atlético de Madrid. Sin embargo, cuando todo era felicidad en la casa del pobre, el destino le guardó al canterano un gran susto que dejaría tocado a todo aficionado al fútbol.

Luca Sangalli celebra el gol que le marcó al Athletic en San Mamés, su primer tanto en La Liga.

- El 30 de octubre de 2018, cuando Luca se encaminaba a la Facultad para cumplir con sus estudios, sufrió unos vértigos y rápidamente avisó a sus familiares, por lo que rápidamente tuvo que ser trasladado al hospital de Donostia. El diagnóstico fue claro: un ictus de carácter leve. El jugador tuvo que pasar un proceso de recuperación de más de setenta días hasta descartar todo peligro y así poder reincorporarse al equipo para continuar jugando con total normalidad.

Sangalli no quiso esperar más de la cuenta y en enero volvería a pisar el césped para afrontar un partido ante el Betis en el que la Real salió derrotada. Sin embargo ha ganado a Sangalli, una de sus más valiosas perlas de la cantera que ya acumula su décima aparición en Liga.

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