martes, 7 de abril de 2020

¿Te acuerdas de Antón Las Heras?



- La lucha y la entrega caracterizan perfectamente a este potente jugador vasco que militó en el Celta a lo largo de diez temporadas. Siempre será recordado en el Real Club Celta como uno de los jugadores más legendarios del club, de esos que jugaban hasta lesionados sólo por el mero hecho de defender los colores de su equipo.

Antón Las Heras Rotaeche comenzó a jugar al fútbol en un histórico club bilbaíno, el Arenas de Getxo. En el conjunto getxotarra comenzó a la temprana edad de diecisiete años y se mantuvo en el equipo durante tres campañas jugando en Tercera División.
Nació el 10 de julio de 1935 en Bilbao (Bizkaia). Después pasó a formar parte del Baskonia, donde jugó durante un año en la categoría de plata española, antes de pertenecer al Real Club Celta de Vigo, donde pasaría el resto de su carrera.

- En 1956 fichó por el Celta de Vigo y disputó varios partidos amistosos para después marcharse cedido al Club Deportivo Ourense para jugar la temporada 1957\58. Regresó a la disciplina viguesa en la temporada 58\59, y perteneció a ella hasta finales de la 67\68, siendo una de las piezas claves en los onces del Celta en la mayor parte de su trayectoria en el club.
Durante sus diez años en Vigo, Antón Las Heras ha jugado un total de 208 partidos, catorce de ellos en Primera, ciento noventa en Segunda y cuatro en las promociones de ascenso. Todo ello hace que el defensor bilbaíno figure entre los jugadores que más veces han defendido los colores celestes.
Inabordable por alto, seguro en defensa y todo valentía en el terreno de juego, Antón era un defensor de garantías para el portero y sus compañeros de retaguardia.
Las Heras tuvo un gran gesto hacia el Real Club Celta en un partido de Copa jugado en Mallorca en 1967, algo inolvidable para aquellos seguidores celestes que pudieron verle jugar.

Se jugaba aún el primer tiempo, cuando Las Heras dejó de ser invulnerable y cayó lesionado en un encontronazo con un aguerrido delantero contrario. Pero éste continuó de central hasta la conclusión del encuentro. Cuando corría, la pierna describía un movimiento parecido al flamear de una bandera que dejaba boquiabierto al público, al compañero y al rival.
Pero el defensor celeste no quiso marcharse del campo, ya que por aquel entonces aún no estaban autorizadas las sustituciones y el vasco se negó a dejar a su equipo con diez. Pese a los dolores que sentía quiso continuar en el campo porque el equipo necesitaba la victoria, algo que finalmente ocurrió gracias al 0-1 que le dio al Celta la clasificación.

Aquella noche pernoctaron en Palma. Al día siguiente, cogieron un barco que les transportó a Valencia, y allí subieron a un autocar para cruzar España en diagonal por las tortuosas carreteras de entonces. Cuando la expedición llegó a Vigo, tres días después de finalizado el partido, Las Heras acudió a la consulta del doctor Zorrilla para hacerse una radiografía y escuchar el diagnóstico con gesto impasible:  "Lo siento Antón, tienes fractura del peroné".

La temporada siguiente, en Balaídos, en un partido inaugural de liga frente al Osasuna, Antón Las Heras recibió, en medio de los aplausos del público, la insignia de oro y brillantes del Real Club Celta, en reconocimiento por su honradez profesional. Dicha insignia había sido concedida por la directiva a petición de los socios en el transcurso de la última asamblea de compromisarios.

Las Heras jugaría aquel partido formando con: Ibarreche, Pedrito, Herminio, Téllez, Quique Costas, Lezcano, Rivera, Abel, Viñas y Suco. El partido fue ganado por los vigueses merced a los goles conseguidos por Viñas y el paraguayo Rivera.

Este heroico central bilbaíno cubrió su decenio con la honradez y la entrega que singulariza a los marcadores norteños, pero también con el sambenito de ser el capitán del Celta en la etapa más triste de la historia del club. Llegaron a jugarse hasta tres promociones de ascenso, que solamente sirvieron para dejar la miel en los labios y poner a prueba la fidelidad de la afición.

Era un central de cuerpo entero y de una excelente colocación que imponía su estatura en los balones altos, su fuerza, y por supuesto sus agallas, aunque no se podría decir que fuese hábil con el balón en los pies. Pero eso era lo de menos , ya que en la Segunda División de aquellos tiempos, el balón nunca estaba en el suelo. Casi todo lo compensaba con esa bravura de jugador vasco que siempre hace falta en un equipo, la que poseía Las Heras.

Las Heras (primero de pie por la izquierda) en una alineación con el R.C. Celta de Vigo.

- Antón fue uno de esos centrales duros que ante todo, y por encima de todo, está la honradez y el trabajo, algo que quedó claramente plasmado en aquel accidentado encuentro en la isla de Palma. El defensa bilbaíno coincidió durante su etapa en el Real Club Celta con otros vascos, y cabe destacar al portero José Ramón Ibarreche, con quien también coincidió en el C.D. Ourense y con el que comparte retrato en las fotos de jugadores legendarios del Celta situado en el exterior del estadio de Balaídos.

"Era un gran portero, ya había coincidido con él en el Ourense. En aquella época él y Cantero fueron los mejores". - Reconoció el mítico zaguero vasco en una entrevista concedida al diario de  "La voz de Galicia"y refiriéndose a su gran amigo Ibarreche.

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