viernes, 11 de enero de 2019

¿Te acuerdas de Javier Vicuña?



- El Osasuna también ha tenido grandes porteros y éste en concreto se tiró toda la vida de rojillo. Francisco Javier Vicuña Urtasun se tiró más de tres lustros defendiendo al equipo de su ciudad, algunos de ellos en Segunda y la mayoría en la máxima categoría.

Javier Vicuña nació en Añorbe (Navarra), el 14 de mayo de 1955. Siempre sintió pasión por la lectura, es por ello que en sus estudios no fallaba nunca. Así consiguió completar oficialía electrónica en los Salesianos de Pamplona y sacó el título de delineante.
Pero además de vivir pegado a un libro, Javier tenía otras aficiones, como por ejemplo, el deporte. Practicaba atletismo, pelota vasca y tenis, pero era el fútbol lo que más le entusiasmaba. Se dice que en las tablas de gimnasia aprendió a caer al suelo, algo que le vendría muy bien para ponerse bajo palos.

Hijo de agricultores, fue un buen estudiante de la escuela del pueblo, y ya con diez años se iría a cursar el Bachillerato en los Sagrados Corazones de Artajona. En el equipo juvenil del Artajonés empezaría a jugar como extremo izquierda con una ficha falsa, pero acabó ocupando la portería al sustituir a un compañero cuando tenía catorce años.

Entonces descubriría que la portería sería su sitio. Vicuña fue descubierto por Miguel Blanco y éste se lo llevó al Osasuna a comienzos de los setenta para iniciarse en el Promesas. Soñaba con llegar al primer equipo, objetivo que cumpliría tras tres años de formación.
Con el equipo rojillo en Segunda, Vicuña se preparó para debutar el 26 de mayo de 1974. Ocurrió en El Sadar, en la última jornada del campeonato ante el Hércules. Aquel día, el de Añorbe gozaría de todos los minutos de un encuentro que, por desgracia, acabó con 1-2 para los visitantes.

Tuvo que ver como su querido Osasuna bajó a Tercera en dos ocasiones, pero en 1980 sería partícipe de un histórico ascenso a la máxima categoría que derivaría en una larga estancia de catorce años compitiendo entre los más grandes del país.

Vicuña disfrutó de casi toda aquella larga etapa en Primera, debutando en la misma división un 7 de septiembre de 1980. En ese tan esperado retorno a Primera, Javier defendería el marco osasunista sin encajar un gol ante Las Palmas (1-0).
Sin embargo, su carrera se vio lastrada por las lesiones, y ya en la segunda jornada, el meta pamplonica resultaría lesionado en un duelo ante la Real Sociedad. Con empate a cero en el marcador, Víctor Marro suplió a su compañero en un partido que, tras ir ganándolo Osasuna, acabaría con victoria donostiarra por 2-1 en Atotxa.

El club navarro mantuvo siempre el tipo en la categoría mientras Vicuña estuvo activo. Dejó grandiosas paradas en el recuerdo y siempre será recordado por ser uno de los rostros del heroico ascenso a comienzos de los ochenta.

Durante las campañas 83\84 y 86\87 sumó un buen número de partidos en la máxima categoría, pero las dichosas lesiones siempre se cruzaban en su camino. Sus tres últimos años de osasunista se cumplieron en la suplencia. Roberto se había ganado la titularidad y el de Añorbe ya iba pensando en la jubilación tras dos décadas de lucha por el Osasuna.
Jugó su último partido el 14 de febrero de 1990. En la categoría máxima, dejó la portería como la empezó, con el casillero a cero. El Celta se fue como vino, sin poder hacerle un gol al gran Vicuña, que aquel día se despidió de la afición del Sadar.

El portero Javier Vicuña en una de las alineaciones con el Club Atlético Osasuna. 

- Con 89 partidos en Primera División dejó el fútbol a los 34 años. Pero el "sabio bajo palos" nunca quiso apartarse del fútbol para siempre, y mucho menos de su amado Osasuna. Vicuña continuó ligado a la entidad pamplonica como entrenador de porteros en las diferentes categorías del club.

Siempre del Osasuna y siempre de Añorbe. Allí continua viviendo Javier, aficionado a la pesca, a la caza, al deporte en general. Sigue apasionándole la lectura y el fútbol, dos pasiones que marcaron su vida, toda una vida dedicada al deporte y al club de su vida, al que representó durante dos décadas enteras.

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