- Acabó viajando a Irlanda para perfeccionar su inglés y así respirar de nuevo el ambiente deportivo entre chavales más jóvenes que él. Ya retirado, estuvo entrenando con el Bohemians y el equipo universitario, aunque de forma amateur.
Atrás quedaron sus 146 paridos en Primera División, su más de una década como miembro del Athletic Club, un corto paso por el Osasuna y sus últimos partidos profesionales con el C.D. Numancia, con el que jugaría por última vez en la división de oro española.
Felipe Guréndez Aldanondo no era un mago del balón, no era un crack del fútbol de esos que hacen mil malabares con el balón. Su fútbol era simple, aunque resolutivo, basado en el trabajo y en el sacrificio en cada partido. Actuaba como lateral diestro, aunque también se le pudo ver en ocasiones jugando en el centro del campo.
Nació el 18 de noviembre de 1975 en Vitoria-Gasteiz (Araba). Escaló por las diferentes secciones menores del Athletic de Bilbao hasta llegar al filial directo, en el que se hallaba Manu Sarabia como entrenador, sucesor del cesado José María Amorrortu.
De esta manera, con diecinueve años debutaría en Segunda División con el Bilbao Athletic. Fue en una visita a Vallecas, con victoria de los "katxorros" por 1-2. De ahí al resto del curso 94\95, Felipe participaría en casi todos los partidos de la categoría.
Continuaría jugando para el filial al año siguiente, pero Dragoslav Stepanović decidiría subirlo al primer equipo para afrontar un partido de Primera ante el Zaragoza. Aquel 3 de enero de 1996, el gasteiztarra jugaría sus primeros minutos en la alta élite del fútbol español, ayudando a su equipo a ganar al conjunto maño en San Mamés (1-0).
Una vez conocida la Primera División, el técnico serbio le permitiría jugar en dos partidos de Copa, también contra el Zaragoza. El desenlace sería la eliminación del torneo para los vascos, con un Stepanović al que ya se le acababa el crédito en el banquillo. En su lugar vendría Amorrortu, quien no le permitiría exceder de sus cinco primeros partidos en la máxima categoría.
Todo era cuestión de paciencia. El lateral vitoriano jugaría unos partidos más con el segundo equipo, antes de entrar a formar parte de la primera plantilla definitivamente. De todos modos, la competencia era muy alta y al jugador se le buscaría un equipo al que salir cedido.
A Felipe le vendría muy bien su cesión al Club Atlético Osasuna. En el conjunto navarro jugó durante toda la campaña 1997\98, llegando a participar en 33 partidos de la Segunda División y dejando muy buenas sensaciones con los rojillos.
Un "katxorro" ya más maduro y experimentado volvería a Bilbao para quedarse en la primera plantilla, dirigida por Luis Fernández. El de Tarifa supo hacer buen uso del gasteiztarra, que en una buena temporada jugaría casi una treintena de partidos, además de hacer su primer gol en Primera. Fue en un partido en Zorrilla ante el Valladolid, en el que los vizcaínos se impusieron por 0-3.
Aún serían mejores los siguientes años. Guréndez siempre contaría para Luis Fernández, quien le ayudaría a superar el centenar de partidos en la máxima categoría. Con la llegada de Jupp Heynckes a San Mamés, Felipe perdería mucho peso en la plantilla.
Sus siguientes años en el Athletic serían prácticamente de paso. Entre 2001 y 2006 apenas llegaría a los treinta partidos, razón por la que el defensa empezó a sopesar la marcha de Ibaigane. De esta manera, Felipe Guréndez dejaría el Athletic después de más de una década de ensueño. Su siguiente destino sería el Numancia, por entonces en Segunda División.
Además de jugar en Athletic y Osasuna, Felipe Guréndez jugó para el Numancia, con el que retornó a Primera en 2008. |
- Con el Numancia también viviría buenos momentos. Pese a no ser siempre titular, el jugador contaba con la confianza de Gonzalo Arconada, con quien el club soriano conseguiría retornar a Primera al término del ejercicio 2007\08. Gracias a aquel ascenso, Felipe podría participar en otros ocho partidos de la máxima categoría.
El equipo perdería la categoría de la misma, y el zaguero vasco jugaría su última temporada de rojillo antes de abandonar el fútbol con 34 años. Nunca volvería a jugar oficialmente, y eso que se trasladó a Dublin para volver a sentir la adrenalina a ras del césped.
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